MONICION Y PRECES XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C 16/11/25
MONICION Y PRECES XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C.
16/11/25
MONICIÓN DE ENTRADA
En esta eucaristía agradezcamos a Dios por todo lo que con amor nos da a cada instante, llenos de alegría por saber que tenemos un padre tan bondadoso y por permitir reunirnos en su nombre a celebrar esta santa misa. Con la alegría de saber que es grande y Misericordioso.
La Liturgia de hoy, esta centrada en un final próximo, y nos exhorta a trabajar en vigilia constante, y demostrar que somos verdaderos cristianos, esperando el día de la Justicia Divina.
En la Primera Lectura, según la Profecía de Malaquías, se nos recuerda que Dios es Justo con todos. Nuestro castigo o recompensa dependerá de nuestros actos.
En la Segunda Lectura, según la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicences, éste nos hace énfasis en el trabajo, y nos da una sentencia muy clara: si no quieres trabajar, no esperes recompensa y en el Evangelio de según San Lucas, Jesús nos advierte que la fidelidad al evangelio incluye costos dolorosos. Incluso los mismos familiares se convertirán en tus enemigos por el evangelio.
Con fuerza en la fe y en el amor de Dios, reconocemos nuestros pecados, pedimos misericordia, perdón por todos ellos, buscando el amor y la paz.
PRECES/
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja con bondad nuestras peticiones:
1.- Para que el Señor, el único que puede inspirar y llevar a término los buenos propósitos, multiplique el numero de fieles que, abandonando todas las cosas, se consagren exclusivamente a Él en la vida religiosa, roguemos al Señor.
2.- Para que Dios, al que han de servir los poderes humanos, conceda a los jefes de las naciones buscar la voluntad divina, temer a Dios en el cumplimiento de su misión y acertar en sus decisiones, roguemos al Señor.
3.- Para que Dios, que ha creado los alimentos para los todos seres vivos, mire con misericordia a sus hijos que en distintos lugares pasan hambre y les conceda el alimento necesario, roguemos al Señor.
4.- Para que el Señor, que nos ha dado el mandamiento nuevo del amor, nos de fuerza para amar a nuestros enemigos y cumplir su precepto de devolver bien por mal, roguemos al Señor.
Dios nuestro, principio y fin de todas las cosas, que quieres reunir a toda la humanidad para formar el templo vivo del Cuerpo de tu Hijo, escucha las oraciones de la Iglesia suplicante y haz que, a través de los acontecimientos, alegres y tristes, de la propia vida, mantengamos firme la esperanza de que, sufriendo con perseverancia, ganaremos la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
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