MONICION Y PRECES XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C 28/09/25
MONICION Y PRECES XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C
28/09/25
MONICIÓN DE ENTRADA
La Celebración eucarística es motivo de alegría para todo cristiano, es un llamado a la unidad, a compartir con nuestros hermanos los dones y bienes que Él nos ofrece. Con el gozo de ser hijos del mismo padre.
El Señor nos llama a examinar nuestra actitud sobre los bienes materiales y espirituales. Si el cristiano no comparte sus bienes con los necesitados, no es autentico cristiano.
En Primera Lectura, según la profecía de Amos. El Profeta, condena a todos aquellos que gozan de los bienes materiales y no son capaz de compartirlos.
En la Segunda Lectura según la primera carta del Apóstol San Pablo a Timoteo, se nos habla claramente del comportamiento que como discípulos de Cristo debemos tener y preservar hasta Parusia y en el Evangelio según San Lucas, se nos recuerda que la parábola que hoy nos cuenta Jesús nos recuerda que lo material nos llevara a la perdición si no practicamos la caridad con el necesitado.
Visto todo lo anteriormente expuesto, y antes de empezar esta Santa Misa, pidamos perdón por todos nuestros pecados, misericordia, amor y paz también hacia nuestro prójimo.
PRECES/
Oremos, hermanos, por todos los hombres y por todas sus necesidades, para que a nadie falte nunca la ayuda de nuestra caridad:
1.- Para que el Señor vivifique su Iglesia y le conceda santos y numerosos ministros que iluminen y santifiquen a los fieles, roguemos al Señor
2.- Para que Dios conceda a los gobernantes el deseo de ser justos e infunda en los responsables de los pueblos el sentido de la unidad de la familia humana, roguemos al Señor
3.- Para que los que buscan a Dios sinceramente encuentren la verdad que desean y, habiéndola encontrado, descansen contemplándola, roguemos al Señor
4.- Para que el Señor perdone nuestras culpas, no permita que recaigamos en el pecado y nos libre de una muerte imprevista, roguemos al Señor
Dios nuestro, que llamas por su propio nombre al pobre y desconoces el de quien vive en medio de las riquezas, escucha nuestras oraciones, haz justicia a los oprimidos y concédenos que, al escuchar tu Palabra, creamos que Cristo ha regresado verdaderamente de entre los muertos y nos recibirá al término de nuestros días, en el seno de nuestro padre Abraham. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
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