MONICION Y PRECES XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Y EXALTACION DE LA SANTA CRUZ 14/09/25
MONICION Y PRECES XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Y EXALTACION DE LA SANTA CRUZ.
14/09/25
MONICION DE ENTRADA/
La tradición litúrgica nos dice que la fiesta de hoy, LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ, se celebraba en Jerusalén ya en siglo V. Su título contiene la finalidad de la misma: enaltecer y glorificar la cruz de Cristo. Porque la cruz, señal del discípulo de Jesús, no es signo de muerte sino de vida, como expresa el simbolismo de la serpiente de bronce en el desierto; no de infamia y derrota sino de salvación y victoria.
La liturgia nos habla del amor y la misericordia de Dios que está siempre dispuesto a perdonarnos. Al arrepentirnos sinceramente el perdón sana nuestro pecado y nos coloca en el camino de la salvación.
En la Primera lectura según el Libro de los números se nos dice que en medio del desierto Moisés levantó un estandarte con una serpiente, para que quien hubiera sido mordido por una serpiente pudiera contemplarla y de esta forma se salvara de la muerte y una vez más tiene que pedir perdón, levantar los ojos al cielo y abrirse a la acción salvadora de Dios. No es la serpiente levantada sino el Dios compasivo el que sana nuestra rebeldía.
En la Segunda Lectura, según la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses, se nos manifiesta San Pablo, que Cristo, muerto en la cruz, es glorificado por el Padre y es nuestro Señor y Guía. Jesús es el hombre levantado en alto para nuestra salvación; Jesús es el hombre enviado para salvar al mundo; Jesús es el hombre crucificado para que tengamos vida eterna y en el Evangelio de hoy según San Juan, el Dios manifiesta su gran amor al mundo, entregando a su hijo para que el mundo se salve por Él y todos tengamos vida eterna.
Por todo lo expuesto, dando gracias a Dios en esta Santa Misa, iniciamos la misma, reconociendo nuestros pecados, pidiendo perdón por todos ellos y que nos inunde a través del Espíritu Santo, de amor y paz.
PRECES/
Imploremos, hermanos, la misericordia de Dios y pidámosle que escuche las oraciones de los que hemos puesto nuestra confianza en Él:
1.- Para los obispos, los presbíteros y los diáconos pidamos al Señor una vida santa, tal como corresponde a su ministerio, y el premio abundante de su trabajo. ROGEMOS AL SEÑOR.
2.- Para los que gobiernan las naciones y tienen bajo su poder el destino de los pueblos pidamos el don de la prudencia y el espíritu de justicia. ROGEMOS AL SEÑOR.
3.- Para los enfermos e impedidos pidamos al Señor la fortaleza necesaria a fin de que no se desanimen ante las dificultades y vivan alegres en la esperanza de los bienes eternos. ROGEMOS AL SEÑOR.
4.- Para nosotros mismos y para nuestros familiares, amigos y bienhechores pidamos al Señor que nos conserve y aumente los bienes que con tanta generosidad nos ha concedido. ROGEMOS AL SEÑOR.
Dios nuestro, que gracias a las oraciones de Moisés renunciaste a abandonar al pueblo que se obstinaba en rehusar tu amor, escucha las oraciones del nuevo Moisés, Cristo, Hijo tuyo y sacerdote nuestro, que no deja de interceder por los pecadores, y haz que también nosotros experimentemos aquella alegría que hay entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte. Por Jesucristo nuestro Señor.
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