MONICION Y PRECES XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C 31/08/25
MONICION Y PRECES XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C.
31/08/25
MONICION DE ENTRADA/
Reunidos y convocados por Dios, pidamos al Señor que nos enseñe a ser humildes de corazón, con un amor sincero por nuestros hermanos.
La humildad es la medida que Dios quiere que utilicemos en nuestras vidas. Escuchemos estas lecturas que hoy nos hablan sobre esta cualidad que todos debemos poseer.
En la Primera Lectura de hoy según el Libro del Eclesiástico, se nos da una enseñanza muy profunda sobre el valor de la humildad, escuchemos.
En la Segunda Lectura de hoy, según la Carta a los Hebreos, se nos dice que el acercarnos a Jesús nuestro mediador es elegir el camino correcto hacia la salvación que Dios nos ofrece y en el Evangelio de hoy según San Lucás, Jesús a través de una parábola nos enseña que la humildad debe regir siempre nuestros actos.
Por todo ello con el amor, humildad y honestidad ante nuestro Señor, pedimos perdón por todos nuestros pecados, amor y paz.
PRECES
Pidamos hermanos, al Señor que dé oídos a las súplicas de su pueblo:
1.- Tengamos presente, hermanos, en nuestras oraciones a la Iglesia Santa, Católica y Apostólica, para que el Señor la haga crecer en la fe, la esperanza y la caridad.
2.- Oremos por los pecadores, por los encarcelados, por los enfermos y por los que están lejos de sus hogares, para que el Señor los proteja, los libere, les devuelva la salud y los consuele.
3.- Oremos también por las almas de todos los difuntos, para que Dios, en su bondad, quiera admitirlos en el coro de los santos y de los elegidos.
4.- Pidamos también por los que nos disponemos a celebrar la Eucaristía, para que el Señor perdone las culpas de los que vamos a participar de sus sacramentos, otorgue sus gracias a los que ejercerán los diversos ministerios y dé la salvación a todos aquellos por los que ofrecemos nuestro sacrificio.
Dios nuestro, que invitas a pobres y pecadores al banquete alegre de la nueva alianza, escucha nuestras oraciones y haz que sepamos honrar a tu Hijo en los enfermos y en los humildes, a fin de que, alrededor de tu mesa, nos reconozcamos mutuamente como hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor.
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