DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C 20/07/25
DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C
20/07/25
MONICIÓN DE ENTRADA
Bienvenidos a la casa del Señor. Reunidos en torno al altar nos disponemos a celebrar esta eucaristía, recordando que el Señor se hace presente de muchas maneras cerca de nosotros.
El Señor esta con nosotros, nos visita y nos hace compañía. Es nuestro deber darle la bienvenida alegrarnos de su presencia, aprender a escucharle como un fiel discípulo.
En la Primera Lectura según el Libro del Génesis, se nos dice que Abraham continúa esperando las promesas de Dios. Cuando el tiempo se avecina, Dios lo visita anunciándole que en un plazo próximo nacerá su heredero.
En la Segunda Lectura según la Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses, éste dirige esta carta desde la prisión.
En su fidelidad a Jesucristo ha arriesgado su vida. Su ejemplo anima a los cristianos a mantenerse fieles y en el Evangelio de hoy según San Lucas, Maria supo distinguir entre lo urgente y lo importante. Preparar la comida para Jesús era algo urgente, pero no era lo más importante. Por eso eligió escuchar y maestro.
Dando gracias al Señor, al estar presentes en esta Santa Eucaristía, iniciamos, reconociendo nuestros pecados y pidiendo perdón por todos ellos.
PRECES
Pidamos, hermanos, al Dios de misericordia que auxilie nuestra pequeñez, para que podamos invocar su nombre con los sentimientos que él desea:
Por la paz y la concordia de las iglesias, por la unión de todos los cristianos y por la salvación de nuestras almas. ROGEMOS AL SEÑOR.
Por los responsables de las naciones, para que bajo su gobierno tengamos una vida feliz y pacifica. ROGEMOS AL SEÑOR.
Por los que están lejos de casa, por los enfermos y los encarcelados y por todos los que sufren. ROGEMOS AL SEÑOR.
Por nuestra comuni9dad reunida en fe, la piedad y el temor de Dios, por los que hacen el bien a nuestras parroquias y por los que ayudan a los pobres. ROGEMOS AL SEÑOR.
Dios de bondad, Padre santo, escucha nuestras oraciones y danos un corazón humilde y sencillo que escuche la palabra de tu Hijo y lo acoja en la persona de nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor.
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